Según algunos estudios de marketing, la preferencia por lo nacional está presente en un gran parte del sentir del público peruano. Y no solamente es un factor latente sino que se manifiesta abiertamente e influye en las decisiones económicas y sociales de un gran número de ciudadanos. Este es un fenómeno que se inicio hace aproximadamente 5 años y que se ha consolidado y afirmado significativamente. No solo la preferencia por lo nacional sino también la identificación con peruanos exitosos, es un fenómeno de estos tiempos. El peruano necesita de héroes nacionales. Un país poco acostumbrado a las victorias de resonancia internacional, al parecer está ahora más que nunca deseando festejar con mucho orgullo que estas se sucedan una tras otra. Y cuando estas se producen, no se cansa de promocionarlas y gritarlas al mundo. Es como dar un escape a un estado de gran frustración aguantado por largos años.

Pero al parecer los peruanos necesitamos que los no-peruanos nos digan que somos buenos. Y al parecer lo estamos creyendo de verdad. El éxito de la comida peruana en el mundo nos hace sentir orgullo de ello, ahora más que antes, porque es ahora cuando se está produciendo el boom y los de afuera nos dicen que la comida peruana es de clase mundial. Es ahora cuando la comida peruana es motivo de orgullo para mas peruanos, incluyendo a aquellos sectores más privilegiados que no veían al “lomo saltado” como una pieza importante de una de las mejores gastronomías del mundo.

Este fenómeno de reconocerse como buenos, no solo se da en la comida. También espera producirse en todo sector donde aparezca el pionero, el que lleve lo nuestro hacia afuera, lo perfeccione y sea capaz de venderlo exitosamente. El triunfo internacional parece ser un requisito para el reconocimiento nacional. Pero el producto exitoso puede ser el peruano mismo, como persona o exponente de un arte, deporte o cualquier actividad reconocida.

El martes 3 de Noviembre regresa al Perú una de estas exponentes, una naciente figura, con un magnetismo personal pocas veces visto, una voz que sobrepasa los oídos y llega al corazón del que la escucha: Brenda Mau. Viene, según sus propias palabras, a hacernos temblar. Y personalmente yo le creo. Si es posible temblar de emoción con esta voz: dulce e impresionante al mismo tiempo. Es una artista de la música, pero no como las artistas que estamos acostumbrados a ver, ella se parece a muchas peruanas sencillas y trabajadoras. Es un rostro que podríamos encontrar caminando por una de las calles de Lima y ese es uno de sus principales atractivos porque la hace parecer extraordinariamente cercana. Un motivo más para que nos reconozcamos como poseedores de talentos de clase mundial.